Uno de los objetivos de la mayoría de la población en verano es ponerse moreno y lucir ese color doradito que tanto nos favorece a todos.
Para conseguir un bronceado homogéneo y que además dure en el tiempo es tan importante nutrir la piel por dentro como hidratarla por fuera. Para ello es recomendable seguir una alimentación variada, especialmente rica en frutas, verduras y líquidos, distribuido en comidas ligeras y refrescantes. En la época que nos encontramos, es cuando más expuestos al sol nos encontramos, por lo que nuestro cuerpo necesita menos calorías, y a la vez corre mayor riesgo de deshidratación.
Las frutas y las verduras contienen una gran cantidad de agua, además de nutrientes principiantes para nuestro organismo, nos ayudan a mantener nuestra piel hidratada y correctamente nutrida. Asimismo se trata de alimentos ricos en carotenos, favoreciendo así a la producción de la melanina y potenciando así nuestro bronceado.
Para preparar nuestra piel frente al sol, es necesario incluir una serie de nutrientes en nuestra dieta:
- Vitamina B: es primordial para mantener la elasticidad de la piel, protegiendo el colágeno. Esta vitamina la podemos encontrar en la pasta, cereales integrales y demás derivados.
- Antioxidantes: en esta clase se incluyen la vitamina C, el zinc y la luteína. Los podemos encontrar en muchos alimentos, en particular en las frutas y las verduras de color rojo ( moras, frambuesas, arándanos, tomates, berenjenas, etc.), además de las zanahorias, el aguacate, espinacas, cebollas…
- Betacaroteno: aumenta la producción de melatonina, favoreciendo y acelerando nuestro bronceado. La zanahoria es el alimento que posee mayor concentración de esta provitamina, entre la zanahoria también se podría destacar las frutas y verduras de colores más llamativos, como pueden ser la calabaza, tomate, ciruelas, albaricoques, melocotones, judías verdes, críticos, sandía, etc…